Hijo de Atreo, rey de Micenas, y de Aérope, nieta del rey cretense Minos, es el hermano menor de Agamenón y el esposo de Helena. Pertenece por tanto a la familia maldita de los atridas, cuya sed de poder reaviva en cada generación la venganza asesina. Agamenón y Menelao, expulsados de Micenas por su primo Egisto, que había matado a Atreo y restablecido en el trono a su padre Tiestes, hermano menor de Atreo, se refugian en Esparta junto al rey tindáreo, quien les ayudará a expulsar definitivamente a Tiestes. Los dos hermanos se casarán con las dos princesas hijas de Leda, la esposa de tindáreo. Agamenón, que había conquistado el reino de Micenas, elige a Clitemnestra y propone a Menelao a Helena, cuyo verdadero padre no es otro que Zeus. Siguiendo el consejo de Ulises, Tindáreo impone entonces un juramento a los numerosos pretendientes que aspiran a la mano de la bellisima Helena: deberán acudir en ayuda del que Helena escoja como marido, fuera este quien fuere. El elegido es Menelao. De su unión nacerá una niña, Hermíone. Menelao, convertido en rey de Esparta después de la abdicación a su favor del anciano Tindáreo, recibe con largueza al troyano Paris, hijo del rey Príamo. Aprovechando que el confiado marido había partido de su palacio para acudir a los funerales de su abuelo en Creta, Paris rapta a Helena y la lleva a Troya, junto a una parte muy considerable del tesoro de Menelao. Invocando el antiguo juramento que los pretendientes de Helena había hecho a Tindáreo, v pide ayuda a su hermano y convoca a todos los grandes jefes griegos para vengar la afrenta que, según él, mancilla el honor de toda Grecia. Menelao participa en la expedición contra Troya con sesenta navíos. No es él, sin embargo, quien obtiene el mando supremo, sino su hermano Agamenón, cuya ambición y habilidad corren parejas a su valentía. Durante la guerra, el tímido y menos orgulloso Menelao, a pesar de su valor como guerrero, permanece siempre en un segundo plano, oscurecido por la sombra de su hermano y de héroes más brillantes. Durante el décimo año de hostilidades se organiza un duelo entre Menelao y Paris para decidir el resultado del conflicto. El griego está a punto de matar al troyano cuando la diosa Afrodita interviene para salvar a su protegido y lo transporta, envuelto en una nube, de vuelta a su palacio. Menelao figura entre los guerreros que, emboscados en el caballo de madera, penetraron en Troya. Tomada la ciudad, Menelao busca a Helena por toda Troya hasta que finalmente la encuentra en casa de Deífobo, un hermano de Paris, a quien había sido entregada en matrimonio después de la muerte de este. Menelao, que ardía en furia asesina, olvida sus propósitis de venganza vencido por la belleza de Helena y el poder de Afrodita. Después de la victoria, Menelao se apresuró a regresar a Esparta con Helena, pero les esperaba un viaje lleno de incidentes pues los dioses de la ciudad vencida perseguían a los navíos con su cólera. Obligado a pasar por Egipto, donde permaneció cinco años acumulando riquezas, Menelao llegó por fin a Esparta ocho años después de haber dejado Grecia. Llevó desde entonces una existencia apacible junto a su esposa. Después de su muerte, ambos recibieron el don de la inmortalidad y fueron transportados a los Campos Elíseos.
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