lunes, 18 de enero de 2021

BRENES, SEVILLA

     Brenes es un municipio y localidad de la provincia de Sevilla. En 2016 contaba con 12 683 habitantes (INE, 2016). La extensión superficial de su municipio es de 22 km² y tiene una densidad de 598,46 hab/km². Se encuentra situada a una altitud de 18 metros y a 22 kilómetros de la capital de provincia, Sevilla.

Por ella pasa la carretera A-462 que une esta localidad con Carmona, y la A-8004, que la une con San José de la Rinconada y Sevilla.

Los Orígenes 

En las terrazas fluviales del Guadalquivir vivieron unos grupos humanos cuya presencia en los alrededores de Brenes (entre los años 100.000 al 30.000 aprox.) , los convierten en los primeros habitantes del espacio local.

Eran grupos de los Homo Sapiens Primigenius, los llamados Neanderthales del Paleolítico Medio relacionados con las culturas musterienses. De este poblamiento hay numerosos testimonios en el término de Brenes. Son piezas líticas del equipo instrumental de aquellas gentes que aparecen en las graveras y areneros.

Los lugares donde aparecen estas piezas líticas son: zona del Polideportivo Municipal y las canteras del Toruño (son cantos tallados de filo uni y bifacial, raederas, perforadoras, etc...

Edad Antigua 

En época romana no existe aún el núcleo urbano que hoy centraliza y cataliza las actividades del territorio, en su lugar nos encontramos con una explotación agraria próspera y que a veces era cabeza de grandes propiedades.

El olivar y el cereal dominaban los cultivos de la zona, y el río era el gran protagonista de la ordenación territorial y motor de una determinada actividad agraria y comercial.

El comercio de aceite y la producción de ánforas para su transporte tienen mucho que ver con el Brenes romano: en los centros de producción oleícola solía haber un pequeño puerto o embarcadero donde se realizaba el trasiego del aceite a las barcas que los llevaban a Ilipa (actual Alcalá del Río) o Hispalis y de allí a cualquier lugar del mundo romano.

El Puerto del Barco y el lugar llamado Cruz Verde eran dos puntos de producción alfarera de ánforas para aceite. .

Brenes Musulmán 

El Brenes visigodo pasó a manos de los musulmanes tras la conquista en el año 711. Brenes es citado en esta época como Alquería de Qulumbira o Qulumbayra, cuyo topónimo parece derivar de un romance latino "Columba" o "Columbario", es decir, Alquería de la Paloma o del palomar. Tal es el nombre que los conquistadores árabes dieron por primera vez a la futura villa de Brenes. La alquería de Qulumbayra dependía del "iqlim" de Alcalá del Río dentro de la Cora de Sevilla.

A mediados del siglo VIII, esta alquería pasa a identificarse como Billa Nuba al-Bahriyyín o también alquería de los Bahríes, topónimo que posteriormente al latinizarse daría lugar con la conquista cristiana al nombre de Brenes, siempre según una de las teorías existentes.

La alquería de los Bahríes se llamó así porque en estas tierras se asentó una familia de los Banu Bahr perteneciente a uno de los grandes clanes sevillanos.

Los musulmanes explotaron de forma intensiva la agricultura y los grandes bosques de coníferas de la ribera del Guadalquivir, dando lugar a un intenso tráfico de carbón por el mismo muy documentado. La pesca fluvial sería otra fuente de riqueza, así como la ganadería. El río era una vez más el elemento definidor de este territorio, fuente a la vez de vida y de catástrofes con sus frecuentes riadas.

Desde la caída del Califato de Córdoba hasta mediados del XIII el silencio sobre Billa Nuba al-Bahriyyín es absoluto. Cuando vuelva a ser citada ya en fuentes cristianas, como el libro del Repartimiento de Sevilla, ya es identificada con su nombre actual.

En 1246-1247 Fernando III se haría con la alquería musulmana de Brenes, la cual se entregó al rey de Castilla por medio de un pacto de vasallaje, mediante el cual la población sometida reconocía la autoridad del rey y conservaba a cambio sus pertenencias.Pronto el rey entregó Brenes al Infante Don Fadrique, hermano de Alfonso X. Brenes aparece citado como una heredad de pan, es decir tierras básicamente orientadas a la explotación de cereal, trigo y cebada. Ya en esta época es evidente que habían desparecido del paisaje brenense los bosques de coníferas, las viñas y los olivares, todos arrasados por la guerra.

En 1260 Alfonso X concedió a la Catedral de Sevilla la aldea de Brenes junto con otros lugares para favorecer el poblamiento de los mismos. Tras diversas vicisitudes en 1277 Alfonso X volvía a otorgar al cabildo-catedral hispalense la villa de Brenes junto a otras propiedades.

En 1285 el arzobispo Don Remondo llegó a un acuerdo con el cabido-catedral para el reparto de las propiedades: el arzobispo recibió Brenes y Cantillana con otros lugares; la vecina Villaverde y otros quedarían en manos del cabildo-catedral. De esta forma la villa de Brenes se vinculó definitivamente al régimen señorial del arzobispo de Sevilla que permanecerá hasta 1574.

Edad Media 

Durante la Baja Edad Media Brenes fue identificado como un alquería o aldea: un núcleo pequeño con reducida autonomía incluso en lo económico al depender del Arzobispo de Sevilla, quien como señor jurisdiccional nombraba oficiales, administraba justicia y recibía rentas de la aldea.

La mayor parte del término de Brenes estaba destinado a tierras de pan, de cereal, el resto se dedicaba a la vid y olivar y huertas de frutales e higuerales.

En el siglo XIV se denominó lugar a lo que antes era una aldea.

Se desconoce si los pobladores cristianos siguieron frecuentando el taller alfarero para tejas y vasijas que romanos y musulmanes utilizaron y si continuaron también con la cría de palomas para fertilizantes y alimentos que tanta fama y nombre habían dado a la antigua alquería de Qulumbira.

En el siglo XIV se llevó a cabo la repoblación de los municipios ribereños pertenecientes al arzobispo (Cantillana y Brenes) de una forma no muy generosa, pero con unos resultados excelentes marcando el inicio de la villa que hoy conocemos: Brenes se constituyó como una comunidad aldeana, es decir pequeños municipios de señorío con su concejo supervisado por el arzobispo.

Las tierras de regadío se destinaban a la vid y al olivar y la ganadería se había convertido ya en el pilar básico de economía brenera. Esta riqueza repercutió en el crecimiento demográfico de Brenes, que llegó a alcanzar en 1534 unos 130 vecinos pecheros (sujetos a impuestos), 26 viudas y 28 menores; un total de 400-500 habitantes.

Edad Moderna 

Se dispone de escasos datos y fuentes para el caso particular de Brenes. Destacar que en 1574 Brenes pasó del señorío eclesiástico al laico, dado que junto a Cantillana y Villaverde del Río, fue adquirido a la Corona por Juan Antonio Vicentelo de Leca y Herrera (llamado "El Corzo"), que ingresó en la nobleza castellana como primer Conde de Cantillana y Marqués de Brenes. Este nombraba los cargos y oficios públicos y percibía ciertas rentas, como la martiniego.

Los oficios y rentas locales no estaban vinculados al Conde, pero estaban enajenados por la Corona a miembros de la alta nobleza. Así el oficio de Fiel Medidor y Mojonero Mayor pertenecían al Conde de la Roca. Las alcabalas de Brenes correspondían al conde-duque de Olivares por compra al rey y el permiso de fábrica y venta de jabón pertenecían en todo al duque de Medinacelli.

La Iglesia recibía tres tipos de renta sobre la producción agraria: el diezmo, que correspondía al arzobispo (16.100 reales de vellón en 1752); la primicia, que correspondía al párroco de Brenes (rendía 1000 reales/año por término medio) y el voto de Santiago (derecho a la catedral de Santiago cobrado en las parroquias del reino) que ascendía a 300 reales/año.

Como es habitual en el Antiguo Régimen, en Brenes la parquedad de las fuentes de ingresos del cabildo municipal determinaba la posibilidad de prestación de una cantidad muy limitada de servicios comunitarios.

En 1752 el 80% de los trabajadores de Brenes eran jornaleros del campo. El trabajo del resto de la población estaba en gran medida en función de la actividad agraria predominante y la población que la desempeñaba, prestando servicios subsidiarios como el abastecimiento de transporte, la construcción, la administración, servicios espirituales...

Existía un elevado índice de pobreza, había un Hospital para recoger a los pobres transeúntes.

La Edad Contemporánea 

En la Edad Contemporánea hay que decir que el campo siguió siendo una constante en la vida económica y social de Brenes; fue el determinante más activo en el modelo de vertebración social de la población y como telón de fondo en el que cualquier variable histórica local tiene un punto de referencia obligado.

Según Pascual Madoz (1846) en Brenes se producían trigo, cebada y aceite en abundancia, hortalizas y ganado. El aceite se transformaba en seis molinos que eran todas las instalaciones industriales de la localidad. Se aprovechaba la materia prima local, la palma, en una industria artesana de escobas que se exportaban a Extremadura.

La estructura de la propiedad de la tierra apenas se vio modificada por la desamortización eclesiástica de Mendizábal en 1836. Lo cierto es que la Iglesia disponía en Brenes solo del 3% de las tierras cultivadas del término municipal, que fueron compradas por Juan de Rueda junto con otras de la provincia.

El fenómeno latifundista en la localidad, con ser importante, no era tan agudo a principios del XIX como en el resto de la provincia de Sevilla. En cualquier caso no deja de ser significativo que menos del 3% de los propietarios controlaran más de la mitad de la riqueza rústica.

En el terreno educativo, hacia 1860 Brenes contaba con dos escuelas, una para cada sexo. El 70% de la población era analfabeta y más de la mitad de los niños en edad escolar no iban a la escuela, ocupándose sin duda desde corta edad en las faenas agrícolas y ganaderas.

A pesar de que Brenes fue siempre un sitio de paso muy frecuentado por viajeros y transportistas, con tres posadas muy concurridas(Madoz), la llegada del ferrocarril y su impacto, debió ser algo hasta entonces desconocido: la estación de Brenes se construyó como parte de la línea Córdoba-Sevilla. El 7 de julio de 1857 se constituyó la Compañía de ferrocarril Córdoba-Sevilla y dos años más tarde la línea se abrió al tráfico. El 2 de junio de 1859; los breneros agolpados en la estación para ver pasar el ferrocarril pensaron que atrás quedaba el pasado. En 1875 la línea fue vendida a la Compañía Madrid-Zaragoza-Alicante (M.Z.A.). Se convierte así en uno de los primeros municipios de España con estación ferroviaria.

En la primera mitad del siglo XX, Brenes conoce la expansión paulatina del regadío y de nuevos cultivos, todo ello compaginado con tímidos intentos de industrialización. Es de destacar la honda participación obrera de Brenes en los movimientos reinvidicativos de aquella época, documentada ampliamente en la prensa provincial y comarcal.

Tras la guerra civil Brenes experimentó un crecimiento en el terreno económico, que dio lugar a un gran aumento de la población: entre 1930 y 1975 su población casi se duplicó, pasando de 4.090 a 7.892 habitantes, con una tasa de crecimiento anual media del 2,07, una de las mayores de la provincia, a pesar de la emigración que asoló a la provincia y a toda Andalucía en ese tiempo.

La expansión y puesta en funcionamiento del regadío de esta zona del Guadalquivir ha permitido el cultivo de los frutales y ha implicado consecuencias demográficas y sociales muy importantes para la población.

Leyenda de los orígenes de Brenes 

En el pueblo existe una leyenda sobre la creación del pueblo . La leyenda cuenta: Los orígenes de este pueblo se remontan a la época visigoda, en la que la historia cuenta que había un monasterio benedictino llamado "Aguas Duras", donde habitaba una monja que fue elevada a los altares con el nombre de Santa Verenne, o Berenia,. Su sepultura se hizo centro de peregrinación popular, incluso durante los tiempos árabes. El nombre actual de esta localidad aparece por primera vez con la Reconquista, los mozárabes llamaron al pueblo "Berené". Posiblemente el nombre proviene de "Verene": una religiosa que habitaba en un monasterio y que era tenida en opinión de santidad. Tras su muerte el lugar de su sepulcro se convirtió en centro de peregrinación de tal magnitud que, incluso bajo el dominio árabe, los cristianos de la península continuaron acudiendo a visitarla. De este fenómeno religioso derivó el nombre del pueblo.





















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