Castilblanco de los Arroyos es un municipio español de la provincia de Sevilla, Andalucía. Situado en la Ruta de la Plata, en 2016 contaba con 4.868 habitantes. Su extensión superficial es de 325 km² y tiene una densidad de 15,69 hab/km². Sus coordenadas geográficas son 37º 40' N, 5º 59' O. Se encuentra a 313 msnm y a 34 kilómetros de la capital de provincia, Sevilla.
Castilblanco de los Arroyos se integra en la comarca del Corredor de la Plata, dentro de la Sierra Morena de Sevilla, y se encuentra a medio camino entre la ciudad de Sevilla y la provincia de Córdoba, en las primeras estribaciones de la sierra del Pedroso. Cobra gran importancia histórica al ser paso obligado en la antigua Ruta de la Plata que hoy en día siguen numerosos peregrinos hacia Santiago de Compostela.
Limita al norte con Almadén de la Plata, al noroeste con El Ronquillo, al oeste con Guillena, al sur con los municipios de Alcalá del Río, Burguillos y Villaverde del Río, al sureste con Cantillana y al este con la localidad de El Pedroso.
Las exploraciones arqueológicas sobre el término municipal detectan el paso de varios pueblos a lo largo de la Prehistoria y la Historia, así como la formación de varios núcleos de población en el término municipal más allá del que ha llegado a la actualidad, como por ejemplo el poblado Puente del Viar, fundado por colonos extremeños en 1472.
Romanos
La época romana también dejó testimonios en el término, donde existían numerosas villas rurales o construcciones predecesoras a los actuales cortijos. En esta época pudo existir ya un pequeño núcleo de población ubicado en el actual emplazamiento del pueblo, debido a que por allí discurría una de las calzadas romanas más importantes del imperio, la Vía de la Plata. Este núcleo servía de apeadero a los viajeros, que entraban por el sur de la población desde Sevilla.
Al costado de la Vía de la Plata, entre Castilblanco y Almadén de la Plata, hay vestigios de una antigua posada de tres plantas, existente ya en época romana, que era parada obligada de los viajeros que necesitaban hospedaje.
También de esta época romana, se conservan los restos de un impresionante puente sobre el río Viar de tres ojos y más de 15 metros de altitud. Este puente romano, aunque remozado en época árabe, estuvo en pie hasta 1907, en el que un desgraciado accidente hizo que se derrumbara la parte central del mismo. Fragmentos de esta parte central se conservan aún a lo largo del cauce del río. Los restos que aún se conservaban fueron destruidos recientemente durante la construcción del dique del embalse de Los Melonares3que abastece actualmente al área metropolitana de Sevilla.
Visigodos
Del periodo tardo-romano se documenta una necrópolis cerca del río Rivera de Cala. Los pocos objetos recogidos de esta necrópolis están en el Museo Arqueológico de Sevilla y son muestra de la existencia de pequeños núcleos de población salpicados por todo el término municipal, compuestos por varias familias dedicadas principalmente a la ganadería.
Árabes
De la Época Árabe cabe destacar algunos restos de castillos o torres de vigilancia localizados en el término municipal de escasa importancia.
Edad Media
La historia de Castilblanco hoy en día, comienza entre los siglos XIII y XV pues es cuando aparecen los primeros documentos. Probablemente, el término municipal, rico en vegetación, colmenas, fauna y agua, así como en lomas o collados pudo contribuir en que hubiera asentamientos, por la zona de "la Malena" o por San Benito (Los Villares).
No habría una población importante, de alcurnia, sino más bien gente humilde, mezcla de hispanorromanos, godos, mozárabes, judíos o soldados.
Entre el 1246 y el 1247 se produce la conquista cristiana por capitulación a cargo de Fernando III de Castilla. Desde 1253 perteneció a la Sierra de Aroche, junto a poblaciones cercanas como El Castillo de las Guardas, El Real de la Jara o Almadén de la Plata. Con el período conocido como Reconquista de Sevilla muchos mozárabes huyen hacia la Sierra Morena de Sevilla.
En 1247, el rey de Castilla Fernando III "El Santo" monta uno de los campamentos militares en la zona de Escardiel en el asedio a Sevilla. En conmemoración, como era costumbre suya, deja en el lugar una imagen de la Virgen, la Virgen de Escardiel.
En 1292, se inicia un periodo de "encastillamiento" en la zona. Tal vez reconstrucción del castillo existente en la parte alta del pueblo de posible origen romano.
En el siglo XIV aparece por primera vez documentado en Libro de monterías del rey Alfonso XI. Con el nombre de "Castriel Blanco". Esta denominación no volverá a aparecer posteriormente. El término Castil hace referencia a un castillo pequeño, y blanco viene del germano blanch y haría referencia al color de dicho castillo. Existen otros topónimos de origen germano por la zona, como por ejemplo Burguillos, proveniente de burgs.
Hay constancia de la existencia de una judería o aljama hebrea. Recientemente Balbino M. Macías López ha publicado una novela (La mudez de las piedras: Castil Blanco 1391) donde se recrea la villa y se describen el castillo, la iglesia de la Malena, el Hospital de Santa Lucía, las ermitas de San Benito y de Escardiel, así como el alfoz, la romería y las costumbres y tradiciones.
Durante el siglo XV, se convierte en una importante Vía de paso hacia Castilla.
Siglo XVI
A finales de este siglo XVI, se concluye la construcción de la iglesia. El núcleo urbano, que hasta entonces se restringía a la loma de La Malena, llega hasta la recién terminada iglesia. Se van formando las primeras manzanas de población.
Existen libros de actas de esta época en el Ayuntamiento y la Iglesia. En este siglo se alude a la advocación de la Virgen de Escardiel como "protectora" de Castilblanco de los Arroyos, motivo por el que está considerada patrona emérita de la localidad.
El arzobispo de Sevilla encarga la imagen de la Virgen de Gracia, nombrada patrona de Castilblanco de los Arroyos por el Ayuntamiento, con el propósito de restar relevancia a la advocación de Escardiel y su cofradía, que era beneficiaria de herencias y donativos de la feligresía.
La Virgen de Gracia es una imagen renacentista obra de Francisco de Arce ejecutada en 1580 para la Parroquia del Divino Salvador de Castilblanco de los Arroyos, cuyo beneficiado abonó el encargo, según consta en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla. El Arzobispado de Sevilla encargó una imagen gemela para la parroquia de Zufre (Huelva) a cuya Vicaría pertenecía Castilblanco de los Arroyos. Esta imagen de Zufre desapareció en un incendio, por lo que la Imagen de Ntra. Sra. de Gracia es una de las pocas imágenes renacentistas que se conservan en la Archidiócesis de Sevilla.
Alonso Morgado en 1587 edita "Historia de Sevilla" y habla de "Castil Blanco".
De este siglo se conserva la imagen de San Sebastián de la desaparecida Ermita de San Sebastián, que actualmente está situada en el altar de la Virgen de los Dolores en su Soledad y el Cristo de la Misericordia en su Santo Entierro.
En 1594 Castilblanco formaba parte del reino de Sevilla en la Sierra de Arroche y contaba con 419 vecinos pecheros.4
Siglo XVII
A principios de este siglo, Castilblanco era una importante morería, y el número de moriscos, cercano a los 100, suponía una parte importante de la población. En la provincia de Sevilla únicamente era superado por Écija, Constantina, Utrera, Alcalá de Guadaíra, Carmona y Alcalá del Río.
En la primera década de este siglo, se produce la estancia en esta localidad del escritor Miguel de Cervantes en Castilblanco recaudando impuestos y cita la localidad en una de sus Novelas ejemplares: "Las Dos Doncellas", publicada en 1613.
De principios de este siglo data el Cristo de la Vera-Cruz y posiblemente la Virgen de la Paz.
En 1639, Juan Fernández realiza la pila bautismal que se encuentra en la iglesia.
En 1658 Francisco Dionisio de Ribas realiza el retablo mayor de la Iglesia Parroquial.
En 1669 el pueblo aparece denominado como "Castel Blanco" en el libro del viaje de Cosme III de Médici por España y Portugal, editado por Ángel Sánchez Rivero. En dicho viaje, Pier Maria Baldi, del séquito del heredero de los Medici, dibujó una vista panorámica del pueblo.
También se produce la construcción de la iglesia. En 1668 se hizo una campana de bronce que se quebró a los cuatro años y se reformó en 1674.
En 1677 Francisco Antonio Gijón realiza la talla del Cristo de los Vaqueros. Este crucificado fue contratado el 29 de agosto de ese año con la cofradía de Nuestra Señora de Escardiel, con destino a la ermita de dicho nombre sita en la villa de Castilblanco. Gijón se comprometía ante el escribano Vicente de Aguilar a realizar un Cristo de madera de ciprés, encarnado, de cinco cuartas y media con su cruz de madera toscana.
Se reforma la fachada y la torre de la iglesia.
Siglo XVIII
En los siglos XVIII y XIX se crean dos calles más paralelas a las anteriores, ajustadas a las curvas de nivel 335 y 330, que prolongadas hasta el camino real originario, conforman lo que podemos denominar casco histórico, con manzanas edificadas por sus dos caras. El centro urbano se compone, por tanto, de cuatro calles que bajan del cerro originario, comenzando paralelas al camino para luego curvarse hasta su unión con él, dando lugar a manzanas largas y estrechas. Durante el siglo XIX, el crecimiento sigue orientado hacia el noroeste y el este del camino, pero el desarrollo se produce a base de grandes manzanas triangulares. Las manzanas periféricas se edifican en una de sus caras, siendo las traseras corrales estrechos y profundos.
La iglesia parroquial es reformada profundamente durante este siglo. Entre 1710 y 1728 por Diego Antonio Díaz. Ambrosio de Figueroa, que en 1770 ateniéndose a un proyecto que había realizado dos años antes Pedro de Silva, labró la portada de los pies y realizó el cuerpo de las campanas y el capitel octogonal que remata la torre, de la que existía un proyecto fechado en 1666, diseñado por Pedro López del Valle. También reformó las bóvedas semiesféricas y "vaídas" de la nave central y de la naves laterales respectivamente, además de remodelar los "pilares" y de levantar el "coro" del templo.
El rey Felipe V y su corte visitan la villa para cazar en el año 1729. Leyenda del cristo de "la Malena" o de la Vera Cruz. Se realizan algunos elementos para la iglesia del Divino Salvador como los retablos de la Virgen de los Dolores y de la Virgen del Rosario, ambos del 1729 obra de Pablo Guisado, y en la Vera-Cruz, del mismo autor, de 1730. En 1798 se doraron los retablos de la Vera-Cruz y de Santa Ana, que había sido realizado a mediados de siglo.
Siglo XIX
En 1800 se entierran soldados catalanes.
Paso de las tropas francesas de Napoleón Bonaparte hacia Gibraltar. Se incendian varias casas frente al hospital y se documenta el saqueo de la ermita de la Virgen de Escardiel, así como la desaparición de enseres, joyas y documentación de la antigua cofradía.
Antonio Delgado y Hernández copia la inscripción de una lápida dedicada a la diosa Proserpina encontrada junto a la que cita ya como derruida Ermita de la Magdalena de Castilblanco, en 1820.
En 1833 fue restaurada la imagen del patrón San Benito en el domicilio de los vecinos Juan Bermejo y María Castaño.
Castilblanco sufre una epidemia de cólera del 1834 (véase: Pandemias de cólera en España).
En 1835, a consecuencia de la desamortización de Mendizábal, el clero perdería la propiedad de la Finca de Escardiel, siendo subastada, únicamente conservando la propiedad de la Ermita y el derecho a acceder a ella durante la celebración de la Romería. Pascual Madoz, define Castilblanco en su obra.
En 1878 la imagen de la Virgen de Gracia fue dorada por Vicente y Eugenio Picaza. También se acordó en este año ponerle una vidriera para preservar la imagen del polvo, que se le quitó en los primeros años del siglo XXI.
En 1883, el benefactor Vicente Moreno, hijo predilecto del pueblo, invirtió parte de sus medios económicos en reparar la Ermita de San Benito, que se encontraba en estado ruinoso. Así lo atestigua una placa en el interior del santuario
Siglo XX
En 1902 se llevó la imagen de la Virgen de Gracia a la capital para restaurarla y tratar sobre el bordado del nuevo manto y la construcción de las andas o paso para la Virgen. Se abonaron 130 pesetas a los Sres. Alcaldes, Síndico y Secretario de la Corporación como indemnización a los gastos de viaje a la capital (Actas Capitulares).
En la primera mitad del siglo XX se produce el máximo crecimiento demográfico. La nueva carretera a Cazalla de la Sierra, con trazado al este del centro urbano y ajustada a la cota 310, canaliza el proceso urbanizador en este periodo, colmatándose el espacio situado entre la vieja y la nueva carretera. En los últimos años se han acometido operaciones puntuales de renovación urbana, transformándose corrales en viviendas y construyéndose algunas nuevas promociones al borde de la carretera de Cazalla (al norte) y del camino de Villaverde. Ha surgido también alguna urbanización de viviendas unifamiliares al noreste y separada del casco urbano.
Desde 1916 pasa a denominarse Castilblanco de los Arroyos, según puede apreciarse en una partida de defunción registrada en el Archivo Parroquial. Esta es la primera vez que aparece con el añadido "de los Arroyos"; según la tradición popular, pudiera ser por una visita del rey a la localidad, y un comentario a los numerosos arroyos que transcurrían incluso por las calles del pueblo.
En 1916 la Real Sociedad Geográfica propone al Consejo de Ministros en Madrid una reforma ya que de 9.266 ciudades y pueblos de España, había más de 1.020 con la misma denominación. El Rey Alfonso XIII firma un Real Decreto el 27 de junio de 1916, publicado el día 2 de julio de 1916 en la Gaceta de Madrid, aceptando dicha reforma, donde se cambia la denominación de la localidad:“Castilblanco, partido de Sevilla, se llamará Castilblanco de los Arroyos”.
En 1923 se construye la Casa de la Sierra, actualmente propiedad del Ayuntamiento, y sede de talleres y exposiciones.
En 1941, se retocó el dorado del paso de la Virgen de Gracia por un valor de 700 pesetas. Se doró con oro fino la corona de la Virgen y del Niño.
En 1954 se restaura la imagen de San Benito en los talleres de las "Escuelas Profesionales de la Santísima Trinidad" de Sevilla.
Hubo intento de industrialización de Castilblanco con la crin vegetal, cuyo mayor apogeo se produjo en 1955 a 1965. Había solo dos caminos para subsistir en este municipio; la palma, o el hambre. Tal fue esta situación, que llegaron a haber más de 500 palmeros, por eso a este periodo histórico de Castilblanco, se le denominó de "La Palma".
En 1987 se realiza la última restauración a la Virgen de Gracia. Fue dirigida por el profesor Arquillo, catedrático de la Facultad de Bellas Artes consistiendo aquella en una preparación previa, limpieza, saneamiento, fijación y restauración. Se prescindió de las coronas de la Virgen y el Niño, devolviéndoles su estado primitivo. El coste total fue de 570.000 pesetas que abonó el Ayuntamiento.
Entre las actuaciones más importantes que se llevan a cabo durante el último cuarto de siglo destacan la construcción en 1986 de un pantano sobre el rivera de Cala, el embalse de Los Molinos. Las primeras aguas desde la nueva presa motivaron la celebración de un baño público en la plaza del pueblo, nació así la Fiesta del Agua que cada año sirve de lanzadera al apretado calendario de festejos estival de esta localidad de la Sierra Morena de Sevilla.
La construcción de un nuevo consultorio en la calle Tejares, el teatro municipal Miguel Fisac, junto con la residencia municipal de ancianos Vicente Ferrer gestionada por la Cooperativa El Roble, la construcción del albergue de peregrinos del Camino de Santiago, el colegio Miguel de Cervantes, el nuevo Ayuntamiento o el pabellón polideportivo cubierto son ejemplos de la dotación de infraestructuras llevada a cabo en los últimos años del siglo XX.
La Casa de la Sierra, edificio regional de principios de siglo que en los años ochenta fue recuperado para el patrimonio municipal, sirvió durante estos años de escaparate provincial de Castilblanco de los Arroyos en la provincia de Sevilla con motivo del anual Certamen Provincial de Artesanía y la Feria de Productos Típicos de la Comarca del Corredor de la Plata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario