Cantillana es un municipio español de la provincia de Sevilla, Andalucía. En el año 2016 contaba con 10645 habitantes. Su extensión superficial es de 107,70 km² y tiene una densidad de 100,67 hab/km².
Fue fundada por los turdetanos, con el nombre de Llia o Hipalia; los primeros asentamientos se remontan al Neolítico de cuyo periodo se han encontrado abundantes restos en la zona.
En la época romana fue denominada Naeva, mencionada por Plinio, perteneciendo al municipio romano de Munigua, instalándose un importante puerto fluvial sobre el Guadalquivir, llegando a acuñar incluso moneda propia donde aparece una cabeza de mujer y un sábalo con atributos agrícolas. Se conservan restos arqueológicos del puerto y de la ciudad romana, con numerosas inscripciones, junto a vestigios de un acueducto, antiguos enterramientos. En noviembre de 2017 se ha descubierto un brocal de un pozo decorado en sus paredes con figuras en movimiento, como sátiros persiguiendo ninfas y un mosaico pavimental con motivos marinos del siglo II. Durante el Bajo Imperio Romano, su nombre cambia, derivándolo de una antigua familia romana denominada Cantillus a la que se le añadió el sufijo "ana". En las Etimologías (627–630) de san Isidoro de Sevilla aparece como Catiliana.
En la época árabe continúa la importancia de Cantillana, reaprovechando la antigua muralla romana, denominada Catineao Catinana, del que deriva su actual denominación. Constituyó una importante fortaleza en el camino entre Córdoba y Sevilla.
Después de un terrible asedio fue conquistada por Fernando III en el mes de abril de 1247. Con el título de Villa, fue donada por Fernando III en el repartimiento de Sevilla, a la Orden de Santiago en 1248, pero pasó en 1252 al señorío de la iglesia de Sevilla. La villa contribuyó en diferentes ocasiones a los gastos de la Corona en tiempo de los Reyes Católicos; en el Ayuntamiento se conserva una carta de privilegio que otorgaron los Reyes a la villa. El primer Conde de Cantillana fundó cinco capellanías. El rey Felipe II la enajenó en 1.574 a los Vicentelos de Leca, Condes de Cantillana, cuyo palacio existió junto a la Iglesia. Antiguamente fueron famosos los barqueros y pescadores de Cantillana.
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